El camino de la energía del Goierri
Hace dos años creamos la Comunidad Energética Hitzar. El comienzo no fue fácil, ya que durante dos años muchos ciudadanos nos dedicamos a un proceso de debate y participación con altibajos. Pero después de muchas idas y venidas, al final, en octubre de 2022, nos constituimos como cooperativa de energía.
El objetivo inicial era cubrir las necesidades energéticas de la localidad, pero pronto nos dimos cuenta de la necesidad de extender el proyecto a todo el Goierri. Vimos que es imprescindible que los pueblos pequeños de la comarca colaboren y compartan recursos.
El primer paso fue el proyecto Iraola de Itsasondo, 10kW, que nos permitió mostrar el modelo a la comunidad y generar confianza. Posteriormente continuamos con un proyecto más grande, Lukasain de Itsasondo-Ordizia, 65 kW, preparándolo como un proyecto más amplio de la comarca.
En el camino, hemos aprendido mucho y la colaboración ha sido fundamental para nosotros. Participar en Ernamuina de Energiaren Puntua nos ha ayudado muchísimo en el proceso, y ahora para poner en marcha Goierrigintza, tener a Biziola como compañera de viaje es un lujo.
Hemos iniciado el proyecto Goierrigintza para unificar los pueblos del Goierri a través de las energías renovables. Desde el principio hemos tenido retos «difíciles» y «fáciles», pero hemos aprendido que eso también forma parte del camino. Si atendemos a nuestra experiencia, queda claro que esta iniciativa genera riqueza tanto en la comunidad como a nivel medioambiental. Aquí, una serie de lecciones clave en nuestro camino que pueden ayudar a otras nuevas comunidades energéticas:
· Participación y comunicación: Hitzar nos ha demostrado que el éxito de los proyectos se basa en la implicación de la ciudadanía. Desde el principio, hay que tener claro cuáles son los objetivos de la comunidad y cómo pueden participar sus miembros. Muchas veces hemos tenido dificultades para que nuestro mensaje llegara a todos/as, pero hemos aprendido que hacen falta más sesiones de participación y colaboración para mantener una estrecha vinculación con la comunidad.
· Colaboración con instituciones y agentes: Hemos tenido dificultades con algunos agentes, lo que en ocasiones ha ralentizado nuestro proceso. Sin embargo, es importante que las instituciones entiendan que las comunidades energéticas no son sólo proyectos técnicos, sino iniciativas que buscan la participación social y la justicia ambiental.
· Garantizar la sostenibilidad: Para que una comunidad energética pueda sobrevivir es imprescindible contar con financiaciones estables y planes de mantenimiento claros. Nuestro último paso ha sido empezar a cobrar una cuota anual a los miembros y desarrollar servicios de mantenimiento para cada proyecto, con el fin de garantizar la sostenibilidad de la comunidad.
Teniendo en cuenta todo esto, el camino no siempre ha sido fácil, pero a la vista del cambio que una comunidad energética provoca en el entorno y en las personas, el esfuerzo merece la pena. Nuestro principal consejo: tener paciencia, fomentar la colaboración y adaptarnos a las necesidades de la comunidad.